La expresión oral puede servir de nexo natural de unión en la integración de las otras destrezas de comunicación. Por ejemplo, el hablar y el escribir pueden regularse recíprocamente, ya que la redacción colectiva es un procedimiento donde el discurso regula la producción mientras se desarrolla. Los estudios sobre la interacción oral en el aula han aportado resultados muy positivos sobre la forma en que incide el diálogo en el aprendizaje de la lectura y de la composición escrita, por ejemplo, a partir de las aportaciones que hacen los compañeros, que pueden actuar como audiencia y, al mismo tiempo, exigen una expresión clara y coherente.
La interacción oral es uno de los instrumentos básicos de la evaluación cualitativa o formativa y una de las estrategias más útiles del profesor para retroalimentar el proceso de apropiación de la lengua de sus alumnos.
Mediante preguntas, ejemplos, contraejemplos, sugerencias, reformulaciones, paráfrasis, etc. se puede suscitar la reflexión o la corrección en los alumnos y estimular la búsqueda activa de soluciones a las dificultades. Hablar sobre todo lo que sucede en el aula, sobre las necesidades y las dificultades, los gustos y preferencias, las estrategias más apropiadas, las decisiones, en fin, lo que se entiende por negociación, favorece la interiorización del proceso por parte de los estudiantes. Marta Baralo.
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COLECCIÓN DE LÁMIINAS
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