Todos alguna vez hemos contado -o nos han contado- adivinanzas. Un entretenimiento clásico que no debería pasar de moda nunca. Sin embargo, con la llegada de las nuevas tecnologías y el ritmo de vida cada vez más acelerado, muchas veces no dedicamos tiempo a estos pasatiempos que pueden ser muy educativos y también muy útiles cuando queremos entretenernos con los más pequeños.
Lo cierto es que las adivinanzas, esas preguntas ingeniosas que normalmente riman y son fáciles de recordar, son un ejercicio excelente para los niños, e incluso para los adultos. Aunque no lo parezca, aportan muchos beneficios, tales como estimular el pensamiento abstracto y la inteligencia, la mejora del lenguaje y la capacidad para resolver problemas. Además de, como es lógico, el buen desarrollo de la memoria.
Y es que, puede ser una actividad que podemos aprovechar por partida doble: primero las aprendemos en familia, los peques las memorizan y luego ellos las trasmiten a sus amigos. Por eso es que se trata de una alternativa más que perfecta, porque pasan sus momentos libres de forma divertida y al mismo tiempo, porque les ayuda a pensar y a ejercitar la mente.
Como no necesitan de ningún tipo de material ni objeto, sino simplemente conocer unas cuantas, contar adivinanzas es un pasatiempo al que se puede acudir cuando y donde se quiera, por ejemplo: en un viaje en coche, durante una tarde de ocio familiar o en algunos momentos de espera en los que no hay otra cosa que hacer.
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