La plastilina es un material versátil y colorido que ha cautivado la imaginación de niños de todas las edades durante décadas. Más allá de ser simplemente un juego divertido, moldear plastilina también ofrece una amplia gama de beneficios para el desarrollo de los niños.

Moldear plastilina implica un movimiento activo y preciso de las manos y los dedos, lo que ayuda a desarrollar las habilidades motoras finas en los niños. Al apretar, enrollar y dar forma a la plastilina, los niños fortalecen los músculos de las manos y mejoran la coordinación ojo-mano. Estas habilidades motoras finas son fundamentales para actividades como la escritura, el abotonado de prendas y el uso de utensilios de cocina, por lo que moldear plastilina proporciona una práctica divertida y valiosa para su desarrollo.

La plastilina es un material maleable que se puede transformar en casi cualquier forma que los niños puedan imaginar. Al ofrecerles la libertad de crear objetos, animales, personajes o paisajes, se estimula su pensamiento divergente, la capacidad de generar ideas originales y el desarrollo de la imaginación. Esta actividad también fomenta la narración de historias y el juego imaginativo, enriqueciendo el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.

Además, el acto de moldear plastilina puede tener un efecto relajante y calmante, permitiendo a los niños liberar el estrés y la ansiedad acumulados.