La enseñanza de valores desde una edad temprana tiene un impacto duradero en la formación de la personalidad de los niños. Los principios y comportamientos éticos que aprenden en la escuela los acompañarán a lo largo de sus vidas, influyendo en sus decisiones y acciones en el futuro. Al proporcionarles una base sólida en valores fundamentales, estamos ayudando a construir un mundo mejor y más compasivo para las generaciones venideras.