El verano es para jugar, explorar, experimentar, aprender y divertirse al aire libre
Por Miniland
Con la llegada del verano y el fin del curso escolar, los días se alargan y las temperaturas aumentan, ofreciendo una oportunidad ideal para que los niños disfruten del aire libre. Jugar fuera no solo es una manera excelente de mantenerse activos, sino que también ofrece numerosos beneficios para su salud física, mental y emocional.
Algunos de los beneficios de jugar al aire libre
El juego al aire libre promueve el ejercicio físico, fundamental para el desarrollo de músculos y huesos fuertes. Correr, saltar y trepar son actividades que contribuyen al desarrollo motor y la coordinación. La naturaleza, además, ofrece un sinfín de oportunidades para la imaginación. Los niños y niñas pueden inventar juegos, crear mundos de fantasía y resolver problemas de manera creativa.
También estar al aire libre reduce el estrés y la ansiedad. El contacto con la naturaleza ha demostrado tener un efecto relajante, mejorando el estado de ánimo y reduciendo la incidencia de problemas como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Y jugar con otros niños al aire libre también fomenta habilidades sociales esenciales como la cooperación, el trabajo en equipo y la resolución de conflictos.
Sin olvidar que la exposición al sol moderada y con protección es una fuente natural de vitamina D, esencial para la salud ósea y el sistema inmunológico.
En Miniland te proponemos recomendar a tus alumnos algunas actividades de diversión y aprendizaje para este verano
Estas actividades son perfectas para los días calurosos. Juegos al lado del mar, con cubos, rastrillos, palas y moldes no solo refrescan a los niños, sino que también son muy divertidos y les ayudan a desarrollar la sensorialidad desde pequeñitos. Recomendamos mojarse, ensuciarse, pringarse, tocar y explorar otras texturas a las habituales, etc.
- Excursiones y Caminatas:
Explorar parques naturales, senderos y reservas puede ser una gran aventura. Las caminatas no solo ofrecen ejercicio físico, sino también la oportunidad de aprender sobre la flora y fauna local.
- Mucho parque y picnics en el jardín:
Visitar muchos parques, así como organizar un picnic en el jardín son opciones sencillas, divertidas y que enseñan mucho a los más pequeños. En esta última, por ejemplo, los niños pueden participar en la preparación de la comida y disfrutar de una jornada al aire libre en familia o con amigos.
Actividades lúdicas como bicis, volquetes, pelotas o raquetas son opciones divertidas que no requieren equipamiento especial y pueden jugarse en cualquier espacio abierto.
- Jardinería:
Involucrar a los niños en la jardinería puede ser muy educativo. Plantar flores, verduras o cuidar de un pequeño huerto enseña responsabilidad y amor por la naturaleza.
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