El Proyecto DeSeCo, de la OCDE entre los años 1997 y 2003, publicó el informe Competencias clave para una vida exitosa y un buen funcionamiento en la sociedad. Este informe especifica: “En el centro del marco de competencias clave se encuentra la habilidad de los individuos de pensar por sí mismos como expresión de una madurez moral e intelectual, y de tomar responsabilidad por su aprendizaje y por sus acciones” Del contenido de este informe, y de la experiencia propia como docente, considero las competencias de carácter sistémico y holístico (autonomía e iniciativa personal y aprender a aprender) como la base que sustenta el desarrollo del resto de competencias.
Aprender a aprender implica la conciencia, gestión y control de las propias capacidades y emociones desde un sentimiento de competencia o eficacia personal. El estímulo de esta competencia, que subyace y sustenta el desarrollo del resto de competencias, precisa de propuestas pedagógicas que potencien el desarrollo de las habilidades básicas del pensamiento para que el niño o niña tome conciencia de las propias capacidades, utilice sus habilidades para planificar, desarrollar y evaluar el propio aprendizaje, se sienta motivado y disponga de la confianza en sí mismo necesaria para utilizar el aprendizaje de forma autónoma y eficaz en los distintos contextos.
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Habilidades básicas del pensamiento y competencia
Cuando planteo un aprendizaje nuevo, en los niños y las niñas de mi aula observo:
1. La transformación de la indiferencia por el interés.
2. El cambio del interés hacia la curiosidad.
3. La curiosidad que se evidencia incluso en los gestos de enfado o disconformidad.
4. El ceño fruncido durante la concentración en la actividad o el pensamiento.
5. Los rasgos de algunos rostros que manifiestan molestia cuando interrumpen sus pensamientos y su reflexión.
6. Las caritas sorprendidas e iluminadas cuando llegan a una conclusión por sí mismos.
7. El semblante feliz de las caras cuando son capaces de formular, por medio del lenguaje, sus propias hipótesis.
8. La mirada maravillada y de triunfo cuando los demás comprenden y aceptan las ideas que exponen.
9. El halo que rodea su rostro al constatar que son personas valiosas y capaces.
10. El destello de felicidad al comprender algo que desconocían o no entendían, el deseo de experimentar con lo que aprendido y de aprender más.
fuente: http://www.waece.org/
Autora: Marisol Justo de la Rosa – Maestra y Directora de la Escuela Infantil La Marquesina (Valladolid-España)
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