El niño percibe la noción del espacio y del tiempo como un todo indisolublemente unido. De hecho la orientación espacial presenta muchas semejanzas con la orientación temporal: si un niño percibe que en un espacio determinado existe movimiento, ya está percibiendo la noción de tiempo.
Experimentamos la noción de espacio cuando algo se mueve y sigue una secuencia determinada. Conocemos el tiempo secuencialmente, no de una forma total, sino como una sucesión de momentos determinados. Por lo tanto nuestro alumno o alumna necesita trabajar actividades donde se produzcan secuencias, para captar y asimilar la noción de espacio.
La principal dificultad que experimenta un niño de corta edad a la hora de asimilar los conceptos temporales de ayer, hoy y mañana estriba en su falta de experiencias a cerca del pasado ( puesto que carece de ellas) y su dificultad para establecer una relación con el futuro ( ya que no ha madurado aún las estructuras mentales necesarias para ello). Por lo cual todas las actividades que se pueden realizar con nuestros alumnos deben partir de la base del aquí y ahora, para ayudar al niño o niña a trasladarlas al pasado y al futuro.
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