Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son afecciones del desarrollo causadas por diferencias en el cerebro.
Las personas con TEA suelen experimentar dificultades en la comunicación y la interacción social, así como patrones de comportamiento o intereses restrictivos y repetitivos.
Además, pueden tener maneras particulares de aprender, moverse o concentrarse.
Es importante destacar que algunas personas sin TEA también pueden presentar algunos de estos rasgos. Sin embargo, en quienes tienen el trastorno, estas características pueden afectar significativamente su vida cotidiana.
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Los signos del autismo infografía a3 xxl gran formato y calidad
FUENTE: halcyon-foundation TRADUCIDO POR ORIENTACIÓNANDUJAR
Signos y síntomas
Habilidades de comunicación e interacción social
Las personas con TEA pueden enfrentar desafíos en la comunicación y las interacciones sociales. Algunos de los signos más comunes incluyen:
- Evitar el contacto visual o no mantenerlo.
- No responder cuando se les llama por su nombre a los 9 meses de edad.
- No mostrar expresiones faciales como felicidad, tristeza o sorpresa a los 9 meses.
- No participar en juegos interactivos sencillos, como aplaudir, a los 12 meses.
- Usar pocos o ningún gesto, como saludar con la mano, a los 12 meses.
- No compartir sus intereses con otros, como mostrar un objeto favorito, a los 15 meses.
- No señalar objetos de interés a los 18 meses.
- No notar si otras personas están heridas o molestas a los 24 meses.
- No interactuar ni jugar con otros niños a los 36 meses.
- No participar en juegos de roles, como fingir ser un maestro o superhéroe, a los 48 meses.
- No cantar, bailar ni actuar para los demás a los 60 meses.
[Siga leyendo: Pruebas de detección de los trastornos del espectro autista]
Comportamientos o intereses repetitivos o restrictivos
Las personas con TEA pueden mostrar comportamientos e intereses inusuales que los diferencian de otras condiciones que afectan la comunicación y la interacción social.
Algunos ejemplos incluyen:
- Alinear juguetes u objetos y molestarse si se cambia el orden.
- Repetir palabras o frases constantemente (ecolalia).
- Jugar siempre de la misma manera con los juguetes.
- Enfocarse en detalles específicos de los objetos, como las ruedas.
- Alterarse ante cambios mínimos en su rutina.
- Desarrollar intereses obsesivos.
- Necesitar seguir ciertos rituales o rutinas.
- Mover repetitivamente el cuerpo, como aletear las manos, mecerse o girar en círculos.