Todos conocemos y estimamos como fundamental el papel que a la familia corresponde en la educación de sus hijos. El niño o la niña, no solamente nace en el seno de una familia, sino que su desarrollo primero lo realiza exclusivamente entre sus familiares. Así, la influencia de la familia va a determinar en el alumnado la concepción de sí mismos y del mundo que les rodea, las actitudes y los comportamientos básicos de la primera etapa formativa que tiene una importancia decisiva en el resto de sus vidas.
Cuando alguien llega a un centro educativo por primera vez, no viene a iniciar su educación, sino a continuarla. Al centro le corresponde dar una respuesta educativa con profesionalidad, es decir, con conocimiento, adecuación e intencionalidad. Y como la acción educativa del centro no es exclusiva, sino incluso menor en el tiempo que la de la familia, la colaboración se hace imprescindible, porque además la educación del niño o de la niña demanda un proceso de desarrollo coherente y continuado.
A los profesores, y en especial al tutor o la tutora, les corresponde establecer unas relaciones fluidas y cordiales con los padres de sus alumnos para que la coordinación y la colaboración entre la acción del centro educativo y la de la familia sean reales y efectivas.
CONVOCATORIA DE REUNIÓN DE INICIO DE CURSO
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