Los niños comprenden a la perfección cómo funciona el semáforo. El rojo indica no pasar, es decir, esperar, el ámbar indica que pronto se podrá pasar, con lo cual puedes empezar a prepararte para dar tus primeros pasos. El verde significa puedes pasar. Si trasladamos estos colores y lo que representan a un ataque de ira o a una rabieta, los niños aprenden a gestionar sus emociones como si de un juego se tratara. Para ello, es necesario asociar los colores del semáforo con las emociones y la conducta.
- ROJO: PARARSE. Cuando no podemos controlar una emoción (sentimos mucha rabia, queremos agredir a alguien, nos ponemos muy nerviosos…) tenemos que pararnos como cuando un coche se encuentra con la luz roja del semáforo.
- AMARILLO: PENSAR. Después de detenerse es el momento de pensar y darse cuenta del problema que se está planteando y de lo que se está sintiendo.
- VERDE: SOLUCIONARLO. Si uno se da tiempo de pensar pueden surgir alternativas o soluciones al conflicto o problema. Es la hora de elegir la mejor solución.
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Semáforo del bienestar para el control de las emociones
SOBRE LA AUTORA
Alba López Pérez @rincondelacalma
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