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I Congreso de Educación Emocional. Entrevistamos a Alma Serra (ASEDEM).

En Orientación Andújar siempre hemos considerado la Educación Emocional un aspecto fundamental en nuestra labor y acompañamiento como docentes, madres y padres.

En esta ocasión, nos sentimos afortunados de poder colaborar en el I Congreso de Educación Emocional, que tendrá lugar en Sevilla los días 30 de septiembre y 1 de octubre, organizado por la Asociación Española de Educación Emocional (ASEDEM). Toda la información la tenéis en los siguientes enlaces ¡os animamos a participar!

Y para que podáis conocer de primera mano la filosofía de este encuentro, dirigido a docentes, familias y otros profesionales vinculados con la educación, os dejamos una breve entrevista que hemos compartido con Alma Serra, presidenta de ASEDEM.

¿Qué beneficios puede aportar el acompañamiento emocional llevado a cabo en las escuelas?

Casi que te devolvería la pregunta al revés, ¿puede no aportar beneficios la educación emocional a las escuelas? Y es que hace unos años, podíamos contar con los dedos de las manos las investigaciones que se realizaban sobre este tema y los resultados tan positivos que se hallaban. Pero ahora es prácticamente imposible enumerar las tesis, investigaciones, análisis, estudios bibliográficos… que existen directamente sobre la educación emocional y su repercusión en el bienestar escolar. Y me refiero a estudios directos cuyas variables son exclusivamente las que hemos dicho, escuela y educación emocional, pero si abrimos el abanico a otras variables relacionadas con este tema como salud mental, suicidio, autolisis, acoso, ansiedad, convivencia, comunicación… el campo de información es abrumador.

De hecho, esto es un logro y casi que me atrevería a decir que un “problema”, ya que hay tanta producción escrita sobre estos temas, que nos podemos perder entre enfoques, paradigmas, propuestas… y si hacemos caso al refrán “para gusto los colores”, en el campo de “lo emocional” podríamos hacer un paralelismo en algo así como “para enfoques, la educación emocional”.
De una forma u otra, sí es unánime que la gestión de las emociones, con el desarrollo de las competencias que incluye, tiene efectos beneficiosos en el ámbito personal, grupal y en todas las edades.

Sí me gustaría detenerme un momento para hacer una aclaración (recordatorio para las personas que ya me han escuchado o leído, y reflexión para las que no), que la educación emocional siempre ha existido. Es decir, gritarle a una niña, es educación emocional; decirle a un niño que no llore, es educación emocional; exigir a una persona por encima de sus capacidades, es educación emocional; comparar continuamente a dos hermanos, es educación emocional; decirle a una niña que tiene que ser buena y decir a todo que sí, es educación emocional. Lo que llamamos ahora “educación emocional” es un modelo de relaciones entre personas en el que se da prioridad al respeto a lo que se siente, se aportarán herramientas de gestión que favorece la salud mental y colectiva, y se tienen en cuenta otros ámbitos del desarrollo emocional que incluyen, por ejemplo, competencias transpersonales (se podría decir espirituales, desvinculado de “lo religioso”), el respeto al cuerpo, la importancia del apego… como digo siempre, es un modelo diferente de “hacer sociedad”, un nuevo paradigma.

¿Cuáles son las necesidades y/o carencias que más expresan los docentes en el ámbito educativo respecto de la educación emocional en las aulas?

En mi experiencia, el ranking de las quejas habituales (y con razón) son, en primer lugar, las ratios tan altas que tenemos en las aulas. Resulta una proeza gestionar cualquier asunto relacionado con “lo emocional” cuando hay 25 almas, mínimo, con sus propias emociones, pensamientos, sensaciones… ya sólo con dejarles que compartan durante 1 minuto cómo se sienten, necesitaríamos 25 minutos. Estoy convencida que ahora mismo hay algún maestro o maestra que está sonriendo al leer “necesitan 25 minutos”.
En segundo lugar, precisamente el tiempo. Hay tanta prioridad a los contenidos curriculares, que para todo lo relacionado con la gestión emocional, nos quedamos sin tiempo. E incluyo en este puesto a toda la burocracia que tienen que realizar, reuniones, tutorías, informes, calificaciones… difícil.
En tercer lugar, la formación. Ya no sólo hay que aprender a acompañar, sino que actualmente, la problemática con la que nos encontramos en las escuelas entran, muchas de ellas, en lo psicopatológico. Es decir, que podemos tener en una clase de secundaria a un chico con un protocolo abierto por intento de suicidio, una chica con un trastorno de la conducta alimenticia, otro que acaba de salir de una depresión y a una chica que ha perdido a su madre por cáncer hace dos meses. Todo ello con alumnado con problemas de aprendizaje, otros con diabetes y varios con dificultades con su expresión de género, por ejemplo. Y aunque a los docentes no les corresponda intervenir a nivel clínico, por supuesto, sí sienten que tienen que dar algún tipo de respuesta o acompañamiento. Por lo que la formación es una demanda que se ha intensificado, a mi parecer, desde la pandemia hasta ahora.

Y por último, la experiencia personal. Procesos propios, dentro del cuerpo docente, en el que se haya experimentado los beneficios de practicar la meditación, el autoconocimiento, la autorregulación… Todavía no es una demanda generalizada, pero sí hay muchas personas que piden que para cuidar, necesitan cuidarse. Y para mí, este último punto es la clave.

¿Qué aspectos de la práctica educativa abarcará el congreso de ASEDEM?

En el congreso queremos “poner orden” y dar el pistoletazo de salida. Poner orden precisamente a lo que comentaba antes, la cantidad de propuestas, tendencias, miradas, prácticas… e ir poco a poco generando una mirada conjunta que nos haga hablar el mismo idioma, por decirlo de alguna forma. Con esta intención, también queremos ofrecer toda la innovación teórica que aporta esa “educación emocional” que habla de salud mental y de competencias y enfoques de Tercera Generación, concepto que explicaremos en nuestras redes y en el propio congreso.

Y dar el pistoletazo de salida porque, aunque llevamos muchos años hablando de educación emocional, de hecho, tendremos ponentes como Rafael Bisquerra o Begoña Ibarrola que son pioneros en España en todo lo relacionado con este tema, nuestra idea es decir bien alto “señoras y señores, vamos a unirnos, a generar espacios de encuentro, comunicación. Vamos a compartir experiencias y a caminar juntos y juntas para sentir que formamos parte de un cambio que deseamos y para que, en cierto modo, necesitamos organizarnos.”

Esperamos que este congreso sea una respuesta a lo que muchos docentes llevan tiempo esperando. Al menos, vamos a intentarlo.

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